La Actividad Física (AF) es cualquier movimiento corporal producido por los músculos
esqueléticos y que tiene como resultado un gasto energético que se añade al
metabolismo basal.
En cambio, el ejercicio es la AF planeada, estructurada, repetitiva y dirigida con el
objetivo de mejorar o mantener componentes de aptitud física. Por lo tanto, el
movimiento no es igual a ejercicio.
Sabiendo esto, ¿por dónde podemos empezar a mejorar nuestra salud?
- Cambios de estilo de vida (hábitos) y alimentación.
- Actividad física y ejercicio.
La AF tiene numerosos beneficios físicos, mentales y en el envejecimiento.
Beneficios físicos
- Mejora nuestra calidad de sueño:
Factor muy importante que repercute sobre pérdida de peso, estrés, ansiedad, ciclo
circadiano… - Salud cardiometabólica:
Resistencia a la insulina, por tanto, reduce la incidencia de diabetes tipo II y obesidad. - Disminuye el riesgo de padecer enfermedades crónicas.
- Reduce la incidencia de algunos tipos de cáncer.
- Disminuye la mortalidad, independientemente de otros factores.
Por lo tanto, nuestra calidad de vida va a verse mejorada.
Beneficios mentales y cognitivos
Incremento: Autoconcepto, imagen corporal, estado de ánimo.
- Mejora la sensación de bienestar mental.
- Mejora funciones cognitivas.
- Es una terapia altamente efectiva para la recuperación física y emocional tras
la superación del cáncer. - Disminuye la prevalencia de depresión, ansiedad, estrés y otras enfermedades
mentales.
Al hacer ejercicio regularmente segregamos una hormona llamada endorfina, también
conocida como la hormona de la felicidad, que además funciona como analgésico
natural y reduce la ansiedad y el estrés. No todos los tipos de ejercicio estimulan de la
misma manera la liberación de endorfinas.
El ejercicio físico ha demostrado ser capaz de influir positivamente en la regulación de
neurotransmisores que nos pueden ayudar a lograr los beneficios mencionados
anteriormente.
Envejecimiento
- Protege frente al riesgo de desarrollar demencia o Alzheimer.
- Limita las minusvalías de la 3ª edad (menos caídas, menos lesiones y menos
fracturas). - Mejora el equilibrio, coordinación y agilidad.
Los cambios producidos a lo largo de la vida en la función cardiovascular no se deben
enteramente a la edad, sino también a la inactividad física.
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